Con profundo respeto por las personas —pero con compromiso inquebrantable con la Palabra de Dios— comparto esta reflexión basada en lo que el mismo apóstol Pedro escribió bajo inspiración divina.
En estos días donde muchos veneran su nombre, levantan templos con su título, y celebran un nuevo liderazgo religioso que lleva la etiqueta de “sucesor de Pedro”, es necesario regresar a las Escrituras para recordar quién fue realmente este siervo de Cristo.
No es por polémica ni desprecio, sino por amor a la verdad, que recordamos lo que el Pedro bíblico enseñó sobre sí mismo, sobre Cristo, y sobre la verdadera gloria que ha de ser revelada.
Pedro, si hablara hoy —con la misma inspiración del Espíritu con que escribió 1 Pedro 5:1— no estaría ni confundido ni dividido. En tiempos de fanatismo religioso, incluido el catolicismo romano que atribuye a Pedro una supremacía eclesiástica jamás enseñada por él mismo, el verdadero apóstol Pedro volvería a hablar como un “anciano entre los ancianos”, no como un papa coronado por encima del resto.
¿Qué diría Pedro hoy?
Diría exactamente lo que ya dijo en la Escritura:
• Que él es testigo de los sufrimientos de Cristo, no un mediador de la gracia.
• Que él es un anciano, junto a otros ancianos, no un vicario de Cristo con autoridad universal.
• Que la gloria venidera es de Cristo, no de una institución religiosa que usurpa títulos y gloria que solo pertenecen al Señor.
• Que los pastores deben cuidar el rebaño de Dios con humildad, no enseñorearse ni buscar poder humano (1 Pedro 5:2-3).
Desde la teología reformada:
Pedro sería claro en rechazar cualquier idea de sucesión papal, de infalibilidad humana, o de devoción idólatra a su persona. Él mismo reprendió la adoración de parte de Cornelio (Hechos 10:25-26) diciendo: “Levántate, yo también soy hombre”. Y fue públicamente corregido por Pablo cuando actuó en hipocresía (Gálatas 2:11-14), lo cual no tendría sentido si fuera un papa infalible.
Reflexión:
Pedro no se proclamó superior. Se llamó “anciano” junto a otros y testigo de Cristo, no cabeza de una iglesia humana. El verdadero Pedro nunca aceptó adoración, ni buscó tronos ni títulos. Él sirvió, sufrió y esperó la gloria futura de Cristo. Sigamos su ejemplo bíblico, no las caricaturas religiosas.
1 Pedro 5:1 – Humildad pastoral, no jerarquía papal.
SOLI DEO GLORIA🙏🏻