La falta o pérdida del Contentamiento y del Gozo suelen ir acompañados de frustración y desánimo, y todo esto a consecuencia de pecado en nuestras vidas.
De manera consciente o inconsciente permitimos que nuestras emociones nos dominen, nos controlen y determinen nuestra conducta y nuestro diario vivir, ahogándonos en una miseria espiritual tan terrible que nos lleva en algunos casos a alejarnos tanto del Señor, que ya no podemos ser enseñables, ni corregibles, por no ser imitadores de Cristo, es decir: mansos y humildes.
La Biblia nos enseña que, al brotar una raíz de amargura, ésta puede contaminar o va a contaminar de alguna manera a los que nos rodean, pues tal veneno se esparce y corre apresuradamente para destruir el gozo del Espíritu en el creyente.
Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que, brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados;
*𝐇𝐞𝐛𝐫𝐞𝐨𝐬 𝟏𝟐:𝟏𝟓*
¿Qué podemos hacer en estos casos?
La Biblia nos habla del pecado oculto o velado en el corazón de David, el cuál fue expuesto por Dios al enviar al profeta Nathan. Cuando David reconoció su pecado cayó en ese estado de frustración y pérdida de gozo, sin embargo, en su oración del Salmo 51 podemos leer que no debía permanecer en esa condición, de lo contrario su alma sería consumida.
De la misma manera como Dios trató con Dios, Él desea hacerlo con nosotros, y debemos dejar de aferrarnos a ese pecado o sentimiento que nos destruye y aleja de nuestra comunión con el Señor, debemos venir en arrepentimiento y fe a los pies de la Cruz, con humildad y quebranto reconocer lo que ha habido en nuestro duro y necio corazón y así al apartarnos de eso, poder ser restaurados por la gracia y la misericordia de nuestro Señor.
No olvidemos, nuestro Dios jamás despreciara un corazón contrito y humillado.
𝐒𝐎𝐋𝐈 𝐃𝐄𝐎 𝐆𝐋𝐎𝐑𝐈𝐀
#𝓟𝓪𝓼𝓽𝓸𝓻𝓛𝓾𝓲𝓼𝓐𝓷𝓰𝓮𝓵𝓮𝓼