El arrepentimiento no es fácil; y está más allá de las fuerzas humanas. Porque para arrepentirse uno necesita el mismo poder que levantó a Cristo de los muertos, es decir, se necesita el poder de Dios”.
El arrepentimiento es el vómito del alma
— Thomas Brooks
Que las Palabras de David sean tu guía 
Sal 51:7-10: "Purifícame con hisopo, y seré limpio; Lávame, y seré más blanco que la nieve. Hazme oír gozo y alegría, Y se recrearán los huesos que has abatido. Esconde tu rostro de mis pecados, Y borra todas mis maldades. Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, Y renueva un espíritu recto dentro de mí."